Archivos del Hombre-Máquina

14.11.07

La última evidencia del cambio climático

Caminaba ayer despreocupadamente por la Gran Vía bilbaína, cuando finalmente me di cuenta de la magnitud del desastre.
Después de meses de escepticismo respecto al cambio climático, ahora no queda otra que reconocer la dolorosa verdad.

El espectáculo en la calle era horrible, algo dantesco, como dicen ahora.
Los niños lloraban, las madres trataban de consolarlos, y los ancianos recordaban entre lágrimas tiempos mejores.

Y no era para menos. Después de contemplar la escena, no pude recuperarme en todo el día.

Sí, el planeta está en peligro.
Ayer vi, con mis propios ojos, la última evidencia del cambio climático: nos quedamos sin árboles.
Sí, han leído bien. Sin árboles.

No sé cómo no me percaté antes, porque todos los datos estaban ahí: cientos de hojas en el suelo, decenas de ellas cayendo, y ramas vacías en la Gran Vía.
No pude evitar pensar en las hileras de cristianos crucificados en la antigua Roma.

Si el paisaje era desolador, las consecuencias son apocalípticas.
Nos quedamos sin oxígeno.
Tal vez nosotros podamos sobrevivir, pero ¿qué será de nuestros hijos?
Y lo que es más importante, ¿qué será de los ciervos, de las ranas, de las hormigas?

Sí, todos morirán por nuestra culpa.
A no ser que nosotros, los culpables, seamos capaces de redimirnos.
Aún hay esperanza, pero tenemos que empezar ahora mismo.

Hay que dejar de contaminar.
Fuera los coches. Además de emitir gases tóxicos que hacen que caigan las hojas de los árboles, son un lujo innecesario propio de esta época de decadencia y sobreabundancia.
Tampoco el humo del tabaco es bueno. Genera gastos a la Seguridad Social, y también hace daño a los árboles. Y a los animales.
El derroche energético también debería ser tenido en cuenta. ¿Es realmente necesario utilizar estufas cuando las familias pueden reunirse en el salón con una buena manta?
Y las fábricas... qué decir de las fábricas. Ahí es donde se debe entrar con mayor rigor.
Todas las empresas que no cumplan con las directrices contra el cambio climático deberían ser clausuradas, o tal vez nacionalizadas. No se puede seguir confiando en que el egoísmo sea capaz de cuidar del planeta.

Que no caigan más hojas.
Nunca más.
Levántate por tu planeta.

P.D.: Esto es broma, obviamente. A nadie se le ocurriría lanzar un mensaje tan alarmante basado en meras ocurrencias.

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